sábado, 22 de enero de 2022

El hombre y la nada


No son muy comunes los eventos coincidentes, pero de vez en cuando suceden —decía el hombre, sentado en el interior de una gran tubería vieja de agua—. Si suceden siempre o de vez en cuando, siempre coincidirán con algo. Que es todo.

Todo está unido, en una inmensa telaraña de entroncados hilos que ciegan la visión, nos encierran en un solitario y aparente vacio. Los hombres, hemos querido entendernos toda la vida, pero esta tarea es realmente imposible, naturalmente imposible, la vida se desvanece en una profunda nada, ocupando todo su espacio al mismo tiempo. La existencia es hueca y al mismo tiempo es el mismo hueco en sí.


—Quien determina eso?


—Dios—dijo el viejo.


—pero tú no crees en dios… todos dicen eso.


—es verdad no creo en él, ¿cómo voy a creer en él? Si su existencia es tan sublime y ligera como el agua fecundando los valles, como el sol vitalizando las plantas o como la razón que es tan magnánima y avergüenza a muchos hombres.


— ¿entonces existe?


—cuál es el afanoso imperativo de su existencia, debería ser indiferente para nosotros, ya que su existencia depende racionalmente de su no existencia. Es una disminución pensar en él, como él.  Dios es como las matemáticas, tienen un principio y no un fin, ese principio por decirlo menos, es como un cero, que brotan de él los números positivos y negativos, materia, antimateria, día, noche, bien y mal. He ahí nuestra existencia, siendo probablemente un cuatro positivo o un quinientos cuarenta negativo, no importa, somos algo, ese algo que se mueve entre los numeros, como si camináramos sobre una regla y subimos y bajamos según nuestro antojo. Así es como sabemos que somos algo, un numero, un animal, un mundo, una galaxia, un universo. Sin esta referencia, nuestra existencia es vacua, limitada, ignorante. No llega nunca a la comprensión del cero. Ese cero que aun siendo cero, es “cero”, o para los demás números, es nada. ¿Qué es un cero? Si no es nada. Pero la nada es algo, ¿Cómo algo siendo nada, puede ser al mismo tiempo algo o simplemente puede “ser”? pues ahí esta Dios, siendo un “cero” que no es nada, pero al mismo tiempo es “algo” y de hecho ese “algo” es el inicio de todo.


¿Entonces Dios existe? —dijo el hombre.


—Sí y no, yo soy dios y ordeno que me ignores.


—estas siendo ruin conmigo, solo quiero saberlo todo, escuchar tu voz y descifrarte.


—estas siendo natural, y en eso nos convertimos, en seres naturales, nuestra artificialidad no viene del saber, sino del miedo, del peligro, la amenaza. De dios como padre, como ayuda, como salvavidas, como ese “cero” siendo “todo” y agobiándonos porque sigue siendo “nada”. Siendo miedo, como cuando entendemos la nada. ¿Qué sensación más terrible puede soportar el hombre, al enfrentar la desoladora percepción de la nada? La sola idea es abrumadora, y productora. La nada engendra a la nada y esa nada, produce su opuesto, “algo” que sigue siendo nada. El “cero” como te decía, es nuestro cero, pertenece a nuestro universo, es padre nuestro que está en los cielos, en la tierra y en todo, absolutamente. Pero este cero, no puede ser solamente eso, un cero y fin. Hagamos un ejercicio, y coloquemos a nuestro adorado “cero”, dos comas más adelante, o mucho mejor siete comas, y nuestro cero ocuparía el lugar del siete. Ahora digamos que el siete se ha transformado en un “cero” y a partir de él han nacido nuevamente, el uno, dos, tres, cuatro, etcétera. Positivos y así mismo un uno, dos, tres, cuatro, etcétera negativos. ¿Pues qué ha pasado con la anterior regla o numeración que teníamos?, simplemente ha sido desplazada, y nuestro “cero” ha venido a ser siete, en la numeración de otro cero, que contiene a nuestro cero como siete. ¿Cómo podemos así, explicar la existencia y absoluta realidad de nuestro “cero” como creador de este universo? ¿Cómo “nuestro cero” es único, si puede fácilmente estar dentro de otro y otro y otros muchos ceros?, ¿Cómo podemos pensar, adorar y creer en un “cero” (“dios”) que legítimamente es una nada, y siendo nada, es producto de la nada misma? ¿No es acaso, volver a la “infinidad” como idea principal de todo lo existente? Siendo así, los numero no tienen un inicio y un devenir infinito, sino que son infinitos en toda instancia, y así mismo, nuestra realidad, nuestro Dios, nuestra mente.


—nuestra mente es infinita, al igual que dios, eso prueba su existencia, somos dios. —decía el hombre preocupado y presuntuosamente absuelto.


Pues eres dios, cuando lo crees, así mismo dios solo existe cuando creemos en él. ¿Cómo creer en dios sin creer en uno mismo? Pues vamos hilvanando dioses,  nuestro “cero” nuestro Dios, el cero de nuestro cero, dios de nuestro dios, y así infinitamente. Donde esta todo eso ¿en la realidad? ¿Fuera de nosotros hay un grupo de dioses superiores entre ellos, más sabios y fecundos, más bondadosos o malvados? Esa vieja suposición ya la hicieron otros como tu antes de ti. Pues todo está en tu mente, ese pedazo de carne que piensa. Que ha encontrado el secreto productor de la “nada” o de la creación de la idea de la nada, la idea misma. Somos seres finitos que vivimos en un desierto nocturno, sin luna y completamente desnudos, caminando a ciegas en completa y absoluta penumbra, el miedo nos sienta en alguna parte y creamos un mundo dentro de nuestra cabeza, ese mundo nos protege y nos alienta, ese mundo que se ha hecho infinito y que a nacido de un “cero”, ese principal cero nuestro, que nos ha producido en siete y ese siete se ha hecho cero. Ahí estas tu, siendo un “cero” que produce números, lo opuesto a la nada, que algún día serán más “ceros”.


—soy un hombre que ha bajado de los cielos y me asumo como dios, para luego saber que no soy nada, y vivo existiendo como una leve brisa acariciando granos de arena.


Pues eres la brisa y la arena, un segundo perdido, un segundo que jamás existió, pero necesita estar ahí. Perdido como estas, vacio por dentro al entender la laguna existencial, necesitas ayuda. El desierto que creaste será tu refugio. Muchos como tú caminaron por ahí, y sufrieron igual que tú, unos antes y otros después, pero todos saben lo mismo; ya lo pensamos, no eres nuevo y ahora que lo sabes, que esperas.


—Espero que todos lo sepan, que este vacío se extienda por la esfera y llene nuestras almas en un solo corazón. —hablo la esperanza.


Me han dicho que no hable de ciertas cosas, que hay temas intratables, cosas ponzoñosas que hieren al más leve rose, que son palabras con filo y corto punzantes conceptos, que irritan la carne y envenenan el alma. Pero sé que esta cachetada racional, librera a tu especie del murmullo frustrante y constante del que no han podido salir.


No digamos nada de Dios, mientras Dios no diga nada…


(Escrito el 8 de enero de 2014)

viernes, 12 de junio de 2020

La Partida 2020


Durante sus primeros meses, no llamaba la atención en lo absoluto su comportamiento, era un niño sano, fuerte, estaba creciendo normal. Me atrevería a decir que demasiado normal, los doctores decían que estaba creciendo tal como lo describen los libros de medicina. Estaba acercándose a la exactitud, era curioso y nos provocaba una gran alegría esas noticias. 

Al año de edad, era un niño muy sociable, se reía con todos, hacía gestos muy graciosos, era todo un encanto. Sin embargo, en su fiesta de un año, lo notaba tan crecido y maduro intelectualmente hablando, que no podía dejar de verlo, me magnetizaba su presencia, era mi hijo, el primogénito y seguramente esa era la razón, pero esa sensación de observarlo con tanta atención, nunca se me borraba. 

Cuando cumplió 5 años, el niño parecía un superdotado, sabíamos por las noticias que todos los niños de su edad tenían la misma capacidad intelectual, no fue hasta el año 2027, cuando cumplía los 7, que la gran noticia, el gran misterio de esa capacidad en los niños, fue develada, no nos los esperábamos.

Estábamos camino hacia una hacienda en naranjal, el gobierno autónomo nos había asignado unos lotes para cultivo, la caravana de vehículos se detuvo completamente y alguien subio un parlante a un camión y a todo volumen daba la noticia, “Recientes informes del ESS, confirman que la primera pandemia del virus Covid_19, modifico artificialmente la genética de los niños de la generación 2020, se cree que esta modificación provee de funciones intelectuales superiores a toda la generación, se mantiene en investigación, lo que celebra la directiva general de los estratos y saluda con gran entusiasmo a esta generación que creara un futuro mejor para la humanidad y las poblaciones subyacentes… ”, fue un momento extraño, nos mirábamos entre todos y la sensación de miedo hacia nuestros propios hijos, admito que la sentí por un minuto, fue distanciadora, luego la abandoné inmediatamente y me puse alerta. 

La pandemia del coronavirus había mutado genéticamente a los niños menores de un año, el virus había irrumpido en su sistema y en el de la mayoría de los seres humanos, eso ya lo sabíamos, pero esto era una especie de comunicado oficial, el Estrato Superior Sur, lo había reconocido y lo celebraba, cuestión que confirmaba toda sospecha, sabíamos que nuestros hijos eran casi ya de otra especie. 

Durante el viaje a naranjal, la camioneta azul en que nos movíamos, se quedaba sin gasolina, dos amigas de mi esposa la llamaron para hacer una parada momentánea a la altura de Puerto Inca, querían desviarse de la caravana y refugiarnos en Paute bajando la cordillera, el esposo de una de ellas era militar y le advirtió que las cosas en la región costera de Perú no estaban bien, que podría avanzar hasta ecuador, entre los soldados se rumoraba que Perú estaba en proceso de regionalización, igual que Ecuador, y eso estaba provocando demasiada migración, que al final del día no podríamos cultivar nada, que lo más seguro era estar cerca de la represa de Paute, donde había una reserva de agua grande. 

A mí me pareció lógico, pero lamentablemente se basaban en rumores. Con todo, yo temía bajar demasiado hacia el sur del continente, yo me mantenía lo más que podía informado sobre los soldados del litio, la situación en Antofagasta y Jujuy sabíamos que era terrible, todo lo que significaba el triángulo del Litio de Chile, Uruguay y Argentina, era una zona de guerra, pero no teníamos noticias de la situación, y se hablaba de que estaba militarizada por soldados robot, los soldados del Litio. 

Me separe de la reunión, lo tome de la mano a mi hijo y camine carretera adentro unos metros, nos sentamos en unas piedras y me dijo, -vamos para Paute, estar cerca de los robots es peligroso-. 

II 

La decisión se tomó casi unánimemente, nos iríamos para Paute, irrespetando la decisión del 2do Gobierno Autónomo de la Gobernanza Independiente de Guayaquil, una de tantas, aunque la más importante de las absurdas formaciones políticas se había organizado en el país después del fracaso del Federalismo Nación que motivaron la clase política. 

Se nos sumaron algunas personas más, éramos un grupo de doce que partiríamos para allá con mayor seguridad, porque, uno de los viajeros, se había contactado con un familiar que estaba organizando una autocomuna cerca de Sigsig en el Azuay, donde había paneles solares, bastante agua y cultivos para cosechar, hacía falta mano de obra para generar carne. 

Cuando llegamos, la autocomuna contaba con algunas comodidades que hace dos años atrás, extrañábamos mucho, el aire fresco y el trabajo comunitario era algo que valorábamos como un tesoro, nos parecía un lujo estar en aquel lugar, sin embargo, la tranquilidad no duro mucho. 

Varios meses después, los administradores me pidieron a mí y a otros jóvenes, cumplir una tarea, consistía en asaltar un camión que llevaba baterías, generadores y paneles solares de Guayaquil hacia Machala, debíamos interceptarlo y trasportar los paneles para la autocomuna. Viajamos para allá, asumí la tarea como propia, pero dos días antes de emprenderla reconocimos que esos camiones estaban protegidos, no por el gobierno autónomo, sino por otra organización desconocida para nosotros y no sabíamos como actuar, el líder del grupo incremento las tareas de reconocimiento, pero justo ese día, una noticia me helo la sangre, el Estrato Sur había dado la disposición mundial para que todos los niños de la generación 2020, incluidos los de los países de Latinoamérica puedan viajar a los países centrales y recibir becas educativas, con la posibilidad de convertirse en ciudadanos Estratistas. 

Para la mayoría de gente, esta noticia debía alegrarnos, pero para mí y los demás del grupo era simplemente un desmembramiento familiar, los niños podían ir, pero sus padres no, nosotros no teníamos la modificación genética necesaria, nosotros no habíamos sido elegidos, muchas familias accederían con tal de mejorarles la vida a sus hijos, pero nosotros no queríamos. 

III 

Después y durante la guerra civil en EEUU, nuestros países fueron fuertemente golpeados por una especie de descontrol político que desestabilizo la democracia en el Ecuador y en la mayoría de los países de Latinoamérica, durante el segundo año de la pandemia la economía no daba para más, las profesiones fueron poco a poco asumidas por las nuevas tecnologías, y la masa de desempleados era impresionante, las personas tuvimos que empezar a organizarnos en lo que llamamos autocomunas, en Latinoamérica esta era la realidad, en el resto del mundo, la situación se parecía, o no era tan grave, había una especie de estabilidad caótica. 

Todos estos acontecimientos generaron una fuerte resistencia al cambio por parte de la gente, porque simplemente este cambio no estaba beneficiando a la población en su gran mayoría, en el país se fracciono el Estado y luego de cinco años de padecer económicamente, deambular de un trabajo en otro, comprar vender, producir cosas y combinarlo con tratar de vivir de la profesión que era lo único que teníamos, sirvió hasta que la inteligencia artificial remplazo todas las plazas intelectuales de trabajo y la situación se volvió más agobiante. 

Aprendimos a desconfiar de todo proyecto social que venga de las instituciones, los Estratos o cualquier grupo, incluso de la gratuidad del internet, que se vendió como una conquista social, pero nos dimos cuenta que la información en su mayoría era falsa, distorsionada, pero, sobre todo, artificial. 

El asalto a los camiones no se efectuó, lo que se decidió fue volver inmediatamente a la autocomuna con la esperanza de llegar antes que los estratos vayan a llevarse a los niños, con la noticia de los 2020 estábamos paranoicos. Había ciento de personas que preferían dejar que se lleven a los niños, estaban convencidos de que este era el progreso de la humanidad, en los Estratos la gente ya era diferente, los tratamientos genéticos se habían puesto de moda, se sospechaba a estas alturas que sus habitantes ya no eran totalmente humanos, estaban por encima de nosotros y se empezó a tener la creencia de que este era el destino de la humanidad, dar espacio a la nueva especie, los trashúmanos.

Cuando regresamos a la autocomuna, encontré a los niños reunidos jugando, ¿en realidad eran otra especie?, su genética había sido modificada solo un poco, pero altero su inteligencia y otras capacidades que no estábamos muy bien enterados aun, ellos jugaban como si fueran niños común y corrientes, se divertían, aunque había momentos en los que se notaba algo de tristeza en sus caras, todo lo que habían pasado esos niños, no era una infancia como la que tuvimos nosotros. 

En una ocasión conversaba con mi hijo sobre la evolución de las especies, y me sorprendió la elocuencia con la que me conto sobre el genocidio que tuvo lugar durante una fase prehistórica, hace 2.5 millones de años, cuando apareció por primera vez, la capacidad intelectual en los primeros primates homínidos, que tuvieron que eliminar a las demás especies similares, así como también sucedió hace 50.000 años a.C, cuando los homo sapiens acaban de aparecer, y también exterminaron a los demás bípedos similares, que tenían diversas capacidades intelectuales de los había de todo tipo, sumado a esto la larga guerra que libraron contra los neanderthal, donde contribuyo mucho el clima para su fin, y así, finalmente dejaron vivas a las especies más inofensivas, los primates que existen hasta la actualidad. 

Le pregunte qué opinaba de todo eso, me dijo que le parecía todavía, absurdo y poco inteligente que se repita la historia. 

Paso un mes y medio, luego tuvimos que salir de esa autocomuna, fuimos a otra más cerca de la frontera con Perú, cada vez nos acercábamos más al sur, era muy complejo salir de la dinámica migratoria, en todo el continente las migraciones se volvieron masivas y muchos países hicieron muros, cada que veía uno, recordaba ese libro que leí antes del 2020 llamado la era de los muros. 

Mi hijo estaba muy cansado de viajar, quería ir a una casa y estudiar, cuando conseguíamos internet, usaba todo posible para descargarse contenido. En Ecuador las cosas se ponían cada vez peor, los gobiernos autónomos se peleaban entre si y los conflictos tenían relación con Perú o lo que llamábamos Perú, lo que por la fuerza de las circunstancias nos hizo bajar aún más el continente en cuestión de un año tuvimos que migrar hasta Lima, visitamos en todo este tiempo 3 autocomunas, donde había gente muy hospitalaria y durante ese tiempo las cosas no eran de lo mejor, pero nos sentíamos protegidos en cada autocomuna, nuestro grupo se mantenía unido, éramos 12 quienes nos movíamos sin ninguna finalidad, pero como nosotros, habían cientos o miles de personas recorriendo el continente entero. 

Lima se había convertido en una ciudad estado, la tecnología había llegado y la producción de alimentos estaba a cargo de las maquinas, después de las pandemias, Lima como ciudad había radicalizado su control político a lo interno, el resto del territorio no corría con la misma “suerte”, sin embargo para nosotros era más seguro estar en Lima que en otra parte, aunque del lado pobre del muro de la vergüenza, que ahora dividía casi toda Lima, era mucho más grande y alto, así mismo la ciudad estaba cerrada casi totalmente. 

Mi hijo ya tenía 8 años, los demás niños del grupo eran menores a él, las disposiciones del Estrato Sur todavía tenían un carácter voluntario y por esa razón sentía una especie de tranquilidad, pero sabíamos que llegaría el día en que esa disposición cambiaria. 

IV 

Para el año 2029 los rumores se confirmaron, un grupo internacional de hackers llamados Océano Aero, revelo lo que miles de indígenas bolivianos venían denunciando sobre los ejércitos de robots en el triángulo del Litio, esta tecnología desplazaba a más gente que la hambruna generalizada que había en el continente. Nosotros nos habíamos radicado en una Autocomuna Limeña de la reserva nacional de Junín, cerca del lago Chinchaycocha, nos manteníamos ahí en hogares completamente autónomos, tenían energía solar, recolección de aguas lluvias, y la alimentación se completaba con nuestro propio huerto casero y horas de trabajo en los huertos y granjas comunitarias, lo único que teníamos del “nuevo mundo” era el internet, que lo usábamos combinado entre el 5G de los estratos y los interceptores de señal pirata, que los fabricábamos artesanalmente con la asesoría de los tutoriales de Océano Aero, así vivíamos cerca de 350 millones de habitantes latinoamericanos, ahora llamados pobladores. 

Desde más al sur del continente nos llegaban las noticias heroicas de los indígenas que defendían sus tierras, miles de argentinos, chilenos y bolivianos estaban peleando con estas máquinas, eran ya una generación de jóvenes que entendían perfectamente cómo combatir en esta nueva guerra, sin embargo, la cantidad de muertos era altísima y constante. 

Yo no tenía planificado bajar más el continente, pero subir tampoco era una opción, las economías a nivel regional eran similares, el mundo era una especie de tierra de nadie, las naciones como tal ya no existían habíamos vuelto a una era de reinados y grupos armados por todos lados, solo había una autoridad más potente y sofisticada, los Estratos, que ahora si ya sabíamos que poseían ejércitos robóticos y su fuerza destructiva mantenían a raya todas las poblaciones a nivel mundial, el estrato sur controlaba los levantamientos y también las poblaciones que todavía estaban dentro de la economía. Nosotros estábamos ya por fuera de esta economía, durante estos primeros nueve años no nos molestaban, siempre y cuando nuestros asentamientos no estuvieran dentro de una zona limitada o restringida, esto significaba no estar encima de una mina o usufructuar de agua sin permiso. 


Las mañanas son placidas, el aire fresco, vivir en este aislamiento es tranquilizante, aunque estemos alejados de todos los avances que se están haciendo en el mundo, es preferible estar en esta tranquilidad, en las noches subimos al techo y vemos las estrellas, comemos tortillas, por el día, hacemos esfuerzos increíbles para orientar en la educación a los muchachos, que siendo más inteligentes que nosotros, hay que explicarles cómo funcionaba y como funciona ahora el mundo. 

Durante los meses cálidos del año, enseñamos a los niños ciencias duras, matemáticas y física, nos toca a nosotros aprender de nuevo todo, de hecho, estudiamos en conjunto y ellos terminan siendo nuestros profesores en muchas de las clases, es siempre muy entretenido y es la tarea principal a diario, durante los meses más fríos, estudiamos historia y literatura, tenemos grandes repositorios de libros en la intranet y la deepweb, los chicos son más curiosos y astutos que nosotros. 

Estos fueron los mejores años, las cosas en esta parte del Perú se podían sobrellevar, sin embargo, durante este tiempo, lo que sucedía allá afuera en el mundo, encendía una llama en la juventud que no podía hacer más, que brillar. 

Lo que sabíamos de los Estratos, era espeluznante para nosotros, no por lo desarrollado que los humanos nos habíamos vuelto, sino por lo atrasado que nos habíamos quedado nosotros, ahora las clases sociales existían, pero no solo eran económicamente diferentes, sino también biológicamente opuestas. Nuestros niños tenían ya sus variaciones, nosotros también, pero no eran suficientes para lo que estaba pasando en los Estratos. 

Nosotros enseñábamos a los niños, que cuando una especie es superior a otra, biológicamente hablando, el comportamiento más razonable y digno, siempre era el de la protección y conservación, como cuando estudiábamos a los animales y dábamos el ejemplo de los extraterrestres que visitaban la tierra, no iban a viajar millones de años luz por el universo con motores de fusión y biogenética, para esclavizar unos bípedos que adoran el oro. 

Mientras tanto, en los Estratos este tipo de pensamiento era excluido, el sentido de superioridad estaba por encima de todo, al mismo tiempo, en el Sur del continente, un mítico hombre era el líder de un movimiento que estaba haciendo temblar el control de los Estratos y todos los grupos de control, lo llamaban El Poblador, no se sabía si era una persona o era un personaje ficticio, nunca se lo había visto, lo cierto es, que con él, lograban destruir los ejércitos robot con técnicas militares que la Inteligencia Artificial no podía predecir, este dirigente era el héroe de cientos de jóvenes, entre ellos, yo y nuestro hijo. 

VI 

2036, mi hijo tiene 16 años, la disposición se dio ya hace un mes, en el plazo de 6 meses debe concluirse todo el proceso de migración de la generación 2020 a los Estratos Centrales, de lo contrario serán ajusticiados, solo los ciudadanos de las ciudades estado están mayormente dispuestos a hacerlo, los pobladores no. 

Mi hijo se ha unido a un grupo que activa con los Océano Aero, lo están convocando para sumarse a la resistencia del sur, al parecer no queda otra opción. 

Si la generación de los 2020 se suma a la resistencia, esto generaría un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas de la batalla, se discute la posibilidad de liberar toda la región como esta sucediendo en algunas zonas en Asia, tomar el control total del continente es la misión de los pobladores, los Estratos han perdido mucha tecnología y suministros que ha sido secuestrada por los ejércitos de la resistencia de los pobladores, los ataques pandémicos se han logrado mantener controlados ya hace más de dos años, así como engañar el espionaje satelital, existen posibilidades reales de darle un giro a la situación, no se habla más que de eso en todas partes. 

En la madrugada del último día de julio del 2036, sale un camión lleno de jóvenes 2020, parten para la amazonia, donde se encontrarán con representantes del ejercito poblador, se va mi hijo, su madre llora, lleva en su mente 16 años de formación y una sensibilidad social poderosa. Esperamos regrese, no lo sabemos y no podemos detenerlo, la causa nos supera a todos, son tiempos difíciles, lo observo con tanta atención mientras se marcha, el brillo de sus ojos, me dejan una sensación de seguridad que nunca tuve, quizás sea, la seguridad de la victoria. 


Relato Corto, secuela del libro Siglo XXI 

lunes, 16 de junio de 2014

Sueño fantasma o burla de uno mismo.

Aparentemente estaba en la cocina, sin ningún motivo, era un día cualquiera, algo natural, actividad inconsciente.
Sonó el convencional, mi madre se levanto a contestar:
Es para ti —me dijo.
Aló sí. —conteste algo extrañado.
¡Como estas mi amor! Apuesto que ya no te acuerdas de mí, estoy en la sierra me vine a pasar mis vacaciones y deje todo botado, ¿cómo has pasado?
bien, disculpa, ¿Quién es? No reconozco tu voz. —avergonzado.
típico de ti; no importa mi amor, yo siempre pienso en ti, esperaba verte pronto, pero me vine para acá porque realmente ya estoy desesperada.
¿desesperada? pero quien es, disculpa no recuerdo tu voz, en serio que no…
ya no importa amor, solo quería escucharte un ratito antes de todo…
— ¿De qué? ¿Quién eres? Perdón por mi mala memoria, pero de verdad…
— ¡no te preocupes! —su voz sonó dudosa—. Ya volveré…
— ¡perdón! —Me puse serio robusteciendo la voz—. En serio ¿quién eres?
Su respuesta fue un susurro; a modo de secreto, de esos que te hacen temblar los huesos; sentí como si mi conciencia se escapaba o esa misma chica, se paraba a un lado, se inclinaba y en una suave voz burlona y femenina, de golpe me despertó, apresurada diciéndome al oído:
soy solo un sueño…

domingo, 2 de mayo de 2010

Lesbiatan


Entrando al salón de clases, me detengo frente una banca, que esta pintada diferente al resto. Vacio el salón, siento una extraña preocupación. Me pregunto someramente -¿Por qué tendrá color diferente?-.


Empiezan a llegar mis compañeros descontroladamente y evitando quedarme sin puesto, tomo asiento en aquella banca, olvidando la absurda preocupación.


Después de acomodar mis cuadernos e instalarme. Siento cuarenta y siete miradas furtivas. Me empiezo a sentir extraño, mientras al aula, entra mi delicado profesor.


Me queda mirando como entusiasmado, y me dice: – ¡buenos días señorita!-.

Yo, totalmente confundido y consumándome en furia, dispuesto arremeter contra el catedrático. Siento como me cuelgan, dos hermosos senos del pecho, un lacio mechón que cae por mi hombro y un lindo vestido púrpura, me adorna la figura.


Titubeo en la sorpresa, por mi extraña mutación; luego, resignado recuerdo, que ayer me sucedió lo mismo.

miércoles, 14 de abril de 2010

Vaso con agua


Tenía las piernas encogidas como en posición fetal, la nariz me ardía y apenas podía ver a mí alrededor. Todo blanco, todo blanco…


Hace un par de minutos tenia la impresión de tener todo bajo control, pero no la había visto llegar, se sentó justo frente a mi mesa y ni tiempo para huir tuve. Ella tenía la mirada conflagrante y el rostro tieso como de mármol, y entonces me pregunto, ¿Qué esta haciendo aquí, señor Izquierdo? A lo que respondí dubitativo. – Esperando que termine la hora de almuerzo- ella me miro fríamente y dijo. La hora de almuerzo termino hace dos horas señor izquierdo, debería estar en la oficina. Y yo, estúpidamente balbucee una frase sin forma, ni contenido. Luego le di varias explicaciones falsas, hasta que decidí quedarme mudo por completo.


Al instante vi todo blanco… todo blanco… sentía el cuerpo encogido, apretado y remojado en agua, para lo cual, solo escuche de ella decir: ¡tranquilo señor Izquierdo, usted se ahoga en un vaso de agua!

lunes, 12 de abril de 2010

Quimera

Ya son más de veinte años los que lleva esperando que le compre ese mueble. El espacio lleva tanto tiempo reservado en la sala, y como por una coincidencia inexplicable, el mueble sigue siendo exhibido en la vitrina del local de los chinos. 

Para Lorena, la presión y anhelo que sentía cada vez que pasaba por el local era agobiante, la invadía una rabia rechina dientes y la impotencia la tenia harta. Su marido ya se conocía de memoria esa expresión en la fisonomía de Lorena. La mandíbula rígida y bien apretados los dientes, los parpados a medio cerrar y viendo a todas partes y a la vez a ningún lado, todo esto acompañado de una espalda bien endereza, tirando los hombros hacia atrás. Ya hierática entraba a la cocina, pero antes de reojo miraba la esquinita vacía. 

Yo no esperaba más que un "buenos días" y que se apresure en servirme algo de comer para salir a trabajar. 

Lorena era una mujer muy buena, hacendosa, cariñosa y sobre todo muy solidaria. Por ese peculiar rasgo de su personalidad es que yo estaba en su casa pasando una temporada que he bautizado como “mi periodo de explotación forzosa”, por ponerle algún nombre durante las juergas con amigos. Y así me ganaba la vida, lavando autos lejos de mi hogar, pero cerca de Lorena.

La relación que yo mantenía con su marido era muy escasa. A mi parecer, el sentía celos de que yo esté viviendo en su casa, aunque sabia con mucha certeza que yo pasaba todo el día en la calle, y solo llegaba para dormir. Y digo mucha “certeza” porque Lorena me conto en alguna ocasión que su marido la llamaba del trabajo a la casa a preguntar por cualquier tontería. La imaginación de aquel hombre me ofendía, yo sería incapaz de tener algo con Lorena, siendo ella mi tía o prima o algo así, lejana.

Una noche llegue mas tarde de lo habitual, había salido con una amiga a tomar un café y dar un paseo por el malecón y cuando llegue a la casa, entre a mi aposento agachándome para no golpearme la cabeza, cuando se duerme debajo de una escalera hay que ser muy cauteloso con la cabeza. Pero con todo, dormía cómodamente. Lorena me tendía ese colchón improvisado a diario. Y para mí no había nada mejor como dormir en casa ajena, porque mi hogar ni que hablar. 

Me recosté de lado y me llego un zumbido a través de las paredes, había recorrido toda la habitación de los esposos, bajado por la escalera y se concentro justo en mi “habitación”. Para que haya tenido fuerza el sonido es porque se trataba de una discusión. Entonces algo conspiro con mi cuerpo, imprimió fuerza a mis músculos y me hicieron salir a la sala. Sentado ahí, escuche como Lorena reclamaba por su mueble de la esquina. Me parecía tan absurdo que esa mujer tan tranquila, tan serena, tan sencilla, este reclamándole así a su marido por un mueble de sala, y que sea suficiente motivo para una pelea o discusión (como según les suene lo más apropiado).

Desde ese día estuve tres días descifrando una frase que el ogro de su marido le había dicho en la pelea. Y de tanto rebuscarle sentido, me convencí de que él había dicho -para que quieres ese aparato sin forma-. Mi conclusión fue acertada, días después Lorena llego en la mañana con la misma expresión de palo y adivine desde mi ubicación en la cocina, un desaire de su marido, y escuche con claridad como dijo -otra vez con lo mismo, ya vuelve viendo esos palos mal armados-. La intriga me abrazo por completo. Pensé como un mueble puede no tener forma y como una mujer podría desear con tanta pasión un mueble que está literalmente mal armado. Hasta que en mi errónea razón descubrí el agua hervida. Ah, ya lo había entendido, yo tan estúpido razonando las palabras de ese animal del marido de Lorena. Pero si era tan lógico, el tipo lo decía solo, por no comprarle el deseado mueble, por tenerla engañada, por meter algún pretexto. Ba! yo idealizando tonterías e imaginando un mueble sin forma.

El día de los muertos fue totalmente aburrido para mí. Me la pase paseando por la cuidad con solo cigarrillos en el bolsillo, parecía una chimenea. No tenía a nadie a quien llamar para pasarla un rato y no iba a la casa porque prefería no incomodar a la familia, aunque sabía que Lorena me esperaba. De tanto caminar pensé en visitar ese local de los chinos para ver el mueble de Lorena. 

Mientras caminaba, una pequeña risita que trataba de disimular, me molestaba en la cara y no era para menos, durante el camino soñaba con comprarle el bendito mueble a Lorena antes de partir nuevamente a mi hogar. Ya en algún momento me tendría que ir y hacer una vida, no iba a vivir de Lorena y su marido y dormir toda la vida debajo de una escalera. 

Cuando llegue al local, busque entre las vitrinas el mueble y fue fácil de encontrarlo. Aun no logro entender como las palabras del marido de Lorena pudieron ser tan precisas para describir ese objeto. Tengo que decir objeto, porque no logro aun encontrarle un nombre o una forma. Parece un mueble o al menos creo que se lo vende así, ya que Lorena guardaba un espacio en la sala para él. 

La tienda estaba ubicada en un lugar poco concurrido de la cuidad. La gente que pasaba no miraba nunca la vitrina. Mientras miraba la cosa esa, se me acerco una mujer, agacho la cabeza y con los dedos en los lentes, miro el objeto, hizo un murmullo y como que si no le intereso siguió su camino. 

Me sorprendió tanto que aquella mujer no mostrara asombro ante tal cosa. Bueno no Intentare describir tal objeto porque no sé si la razón humana sea capaz de organizar formas jamás vistas por el ojo humano. Describirlas seria escarbar en el mundo de lo realmente real, cosa que es desconocida para nosotros. Mi conciencia intentaba darle forma al objeto, pero al parecer yo estaba viendo a ese objeto en su esencia pura. No podría describirla, porque si les diría, es un círculo con un rectángulo y un heptágono lógicamente podrían formarse la imagen, porque los tres elementos son conocidos, pero esta cosa tenía unas formas y dimensiones que no entraban dentro de la lógica. 

El color de esa cosa, era…, más bien creo que no existe tal color. Sé que los colores en la naturaleza no están ahí como tal, sino que nuestro ojo y mente asimilan la luz que se refleja sobre las superficies. 

Pero ¿cómo podía existir tal objeto? ¿Cómo es posible que esté ante mí una cosa tan peculiar? ¿Cómo no pude darle tanta importancia a los reclamos de Lorena a su marido? Ahora entiendo la desesperación de Lorena, ella no era una mujer tan común como yo hasta entonces había supuesto. Deseaba algo realmente valioso.

De mi expectación no reparé que la tienda la estaban cerrando. Y cuando sacudí la cabeza para escapar de mi conmoción, la chinita de la tienda ya estaba sacando la llave del último candado. Me acerque a ella para preguntarle algo de aquella cosa, pero se asusto y me dijo en su idioma que no hablaba español y se marcho rápidamente dando pequeños pasitos.

Cuando llegue a la casa, abrí la puerta con mucha cautela para no despertar al ogro ni a los niños. Pero por dentro deseando hablar con Lorena inmediatamente, necesitaba decirle que había visto “el mueble” y que estaba casi, casi igual de enamorado que ella. Pero la encontré a Lorena ya subiendo las escaleras, con los ojos hinchados de sueño. Y solo le dije –Lorena vi el mueble que tanto quieres, de verdad es hermoso-. El –es hermoso- me sonó un poco dubitativo. A lo que ella respondió -Es algo que he querido por más de veinte años y mi marido nunca me lo ha dado- sonaron con mucha pena sus palabras. Mientras subía las escaleras. Y yo me quede mirándola.

La verdad al día siguiente no tuve tiempo para ir a la tienda a ver el objeto y preguntar por él. En realidad no tuve tiempo hasta el final de mi temporada. Necesitaba saber que era, para que servía, cuanto costaba, talvez esa era la razón de porque el marido nunca se lo quería comprar y lo mismo de porque tenía tantos años en exhibición.

La temporada la trabaje como un verdadero esclavo. El ultimo día de trabajo fue el ultimo día que estaba en la ciudad pero necesitaba viajar de tarde, cuando aun haya luz, así que me salí del trabajo temprano sin impórtame ya nada. Tenía rondando en la cabeza la clara intención de ir a preguntar por el objeto, no regresaría a mi hogar sin sacarme la duda que me ahorcaba. Cuando llegue a la tienda, ahí estaba esa cosa, con su inexplicable forma y su hipnotizante presencia o ausencia, no lo sé.

Entre a la tienda y el lugar ciertamente era una típica tienda de artículos de oriente. Tenían fundas de té, espirales para los mosquitos, trampas para ratones, hierbas medicinales, etc. etc. La chinita que hace días corrió ante mi presencia sospechosa, me atendió. Sin reparar en introducciones, ni en saludos, le pregunte –¿Que es eso que esta en la vitrina?- la respuesta me sorprendió mas de lo que me había sorprendido el objeto.

–Es una quimera- me dijo en un español natural.

-¿Como una quimera?-

-Sí, también es lo que usted más desee-

-Explíqueme!- le dije exaltándome y con los ojos como enfureciéndose gradualmente.

-No lo sé, solo me dijelon que diga eso si plegunta alguien- me dijo con un poco de recelo y miedo.

Di una fuerte exhalación, y salí de la tienda para la casa de Lorena a toda prisa. Tenía que despedirme de la familia, coger mis cuatro cosas y también contarles que esa chinita me había tomado el pelo, o al menos me había dejado muy confundido con su “explicación”. 

Cuando llegue a la casa Lorena estaba con una dulce sonrisa esperándome, los niños salieron tras ella. Haber ido a la tienda me había cortado el tiempo y mi bus salía en menos de una hora, y hasta llegar a la parada, me tomaría más tiempo, tenía que apresurarme. 

Lorena me pregunto porque llegue tarde, y mientras yo intente rehuir de contarle la historia de que había ido a la tienda a ver su “mueble”, porque en ese momento me sentí ya avergonzado de que no se lo pude comprar, y quede furioso de la ignominia que me hizo pasar la china, ni el precio había preguntado. 

Solo le dije –había mucho transito- ya saliendo de la casa, abrase a los niños, le di un fuerte apretón de manos al marido, el solo lo acompaño de un gesto con la cabeza, como aliviado. 

Y luego me despedí de Lorena con un abrazo que me hizo temblar un poco el cuerpo, quizá en el subconsciente la amaba, o yo que sé, pero algo nos identificaba.

Cogí mi maleta y cuando ya partía, me voltie y como si Lorena entendió que solo quería hablar con ella se acerco hasta mi y le pregunte. -¿Qué es lo que más deseabas en la vida? Ella sorprendida me miro. Pero dentro de sus ojos entendía ya de que yo hablaba. Me dijo -llenar todos mis espacios- la mire detenidamente y le dije monotonamente.- ¿Es algo que has querido por más de veinte años y tu marido nunca te lo ha dado? y enseguida pregunte con angustia ¿Cómo puedes vivir así?-

Y a lo que respondió. -todavía guardo el espacio-.

viernes, 9 de abril de 2010

Desocupado


Ya sin nada que hacer en la oficina, me pongo a manipular el saca grapas; no obstante, la perforadora, que es roja como el saca grapas, se mantiene quieta en el escritorio, solo presionada por la madre gravedad.

Divago con algunas ideas, bamboleo el pie despreocupadamente, aunque atento a las urgencias de mi jefe, me relajo como un bañista de verano.

Luego sin percatarme, una punzada metálica me atraviesa la piel de un dedo, el méndigo saca grapas, me ha herido, aunque no ha sido intencional, ni de mi parte, ni de la suya. Pero presiento que la perforadora tiene algo entre manos, o al menos, entre ese par de dientes perforadores y no es papel.

Pero como ya es costumbre mía, adelantarme a algunos acontecimientos, no me preocupo, porque tengo preparada una estrategia. La he trasmitido disimuladamente al saca grapas y al parecer he sido muy explicito, tengo de mi parte a este pequeño, mucho mas ágil y fatal; en cuanto aviste la primera malediciente intención, ejecutare la estrategia.

Con el rabillo del ojo, un movimiento leve, casi imperceptible, me viene de la roja perforadora, y cuando estoy listo a actuar; una boca de cuatro dientes, se me arroja contra el rostro. Luego, un grito desconcertado me nombra, es mi jefe, viéndome con consternación, mientras sostengo el saca grapas, frente a mis narices. Sonrió gentilmente, viéndome totalmente desocupado.