Aparentemente estaba en la cocina, sin ningún motivo, era un día
cualquiera, algo natural, actividad inconsciente.
Sonó el convencional, mi madre se levanto a contestar:
—Es para ti —me dijo.
—Aló sí. —conteste algo
extrañado.
— ¡Como estas mi amor! Apuesto
que ya no te acuerdas de mí, estoy en la sierra me vine a pasar mis vacaciones
y deje todo botado, ¿cómo has pasado?
—bien, disculpa, ¿Quién es? No reconozco
tu voz. —avergonzado.
—típico de ti; no importa mi
amor, yo siempre pienso en ti, esperaba verte pronto, pero me vine para acá
porque realmente ya estoy desesperada.
— ¿desesperada? pero quien es,
disculpa no recuerdo tu voz, en serio que no…
—ya no importa amor, solo quería
escucharte un ratito antes de todo…
— ¿De qué? ¿Quién eres? Perdón por
mi mala memoria, pero de verdad…
— ¡no te preocupes! —su voz sonó
dudosa—. Ya volveré…
— ¡perdón! —Me puse serio robusteciendo
la voz—. En serio ¿quién eres?
Su respuesta fue un susurro; a modo de secreto, de esos que te hacen
temblar los huesos; sentí como si mi conciencia se escapaba o esa misma chica, se
paraba a un lado, se inclinaba y en una suave voz burlona y femenina, de golpe
me despertó, apresurada diciéndome al oído:
—soy solo un sueño…
No hay comentarios:
Publicar un comentario