viernes, 12 de junio de 2020

La Partida 2020


Durante sus primeros meses, no llamaba la atención en lo absoluto su comportamiento, era un niño sano, fuerte, estaba creciendo normal. Me atrevería a decir que demasiado normal, los doctores decían que estaba creciendo tal como lo describen los libros de medicina. Estaba acercándose a la exactitud, era curioso y nos provocaba una gran alegría esas noticias. 

Al año de edad, era un niño muy sociable, se reía con todos, hacía gestos muy graciosos, era todo un encanto. Sin embargo, en su fiesta de un año, lo notaba tan crecido y maduro intelectualmente hablando, que no podía dejar de verlo, me magnetizaba su presencia, era mi hijo, el primogénito y seguramente esa era la razón, pero esa sensación de observarlo con tanta atención, nunca se me borraba. 

Cuando cumplió 5 años, el niño parecía un superdotado, sabíamos por las noticias que todos los niños de su edad tenían la misma capacidad intelectual, no fue hasta el año 2027, cuando cumplía los 7, que la gran noticia, el gran misterio de esa capacidad en los niños, fue develada, no nos los esperábamos.

Estábamos camino hacia una hacienda en naranjal, el gobierno autónomo nos había asignado unos lotes para cultivo, la caravana de vehículos se detuvo completamente y alguien subio un parlante a un camión y a todo volumen daba la noticia, “Recientes informes del ESS, confirman que la primera pandemia del virus Covid_19, modifico artificialmente la genética de los niños de la generación 2020, se cree que esta modificación provee de funciones intelectuales superiores a toda la generación, se mantiene en investigación, lo que celebra la directiva general de los estratos y saluda con gran entusiasmo a esta generación que creara un futuro mejor para la humanidad y las poblaciones subyacentes… ”, fue un momento extraño, nos mirábamos entre todos y la sensación de miedo hacia nuestros propios hijos, admito que la sentí por un minuto, fue distanciadora, luego la abandoné inmediatamente y me puse alerta. 

La pandemia del coronavirus había mutado genéticamente a los niños menores de un año, el virus había irrumpido en su sistema y en el de la mayoría de los seres humanos, eso ya lo sabíamos, pero esto era una especie de comunicado oficial, el Estrato Superior Sur, lo había reconocido y lo celebraba, cuestión que confirmaba toda sospecha, sabíamos que nuestros hijos eran casi ya de otra especie. 

Durante el viaje a naranjal, la camioneta azul en que nos movíamos, se quedaba sin gasolina, dos amigas de mi esposa la llamaron para hacer una parada momentánea a la altura de Puerto Inca, querían desviarse de la caravana y refugiarnos en Paute bajando la cordillera, el esposo de una de ellas era militar y le advirtió que las cosas en la región costera de Perú no estaban bien, que podría avanzar hasta ecuador, entre los soldados se rumoraba que Perú estaba en proceso de regionalización, igual que Ecuador, y eso estaba provocando demasiada migración, que al final del día no podríamos cultivar nada, que lo más seguro era estar cerca de la represa de Paute, donde había una reserva de agua grande. 

A mí me pareció lógico, pero lamentablemente se basaban en rumores. Con todo, yo temía bajar demasiado hacia el sur del continente, yo me mantenía lo más que podía informado sobre los soldados del litio, la situación en Antofagasta y Jujuy sabíamos que era terrible, todo lo que significaba el triángulo del Litio de Chile, Uruguay y Argentina, era una zona de guerra, pero no teníamos noticias de la situación, y se hablaba de que estaba militarizada por soldados robot, los soldados del Litio. 

Me separe de la reunión, lo tome de la mano a mi hijo y camine carretera adentro unos metros, nos sentamos en unas piedras y me dijo, -vamos para Paute, estar cerca de los robots es peligroso-. 

II 

La decisión se tomó casi unánimemente, nos iríamos para Paute, irrespetando la decisión del 2do Gobierno Autónomo de la Gobernanza Independiente de Guayaquil, una de tantas, aunque la más importante de las absurdas formaciones políticas se había organizado en el país después del fracaso del Federalismo Nación que motivaron la clase política. 

Se nos sumaron algunas personas más, éramos un grupo de doce que partiríamos para allá con mayor seguridad, porque, uno de los viajeros, se había contactado con un familiar que estaba organizando una autocomuna cerca de Sigsig en el Azuay, donde había paneles solares, bastante agua y cultivos para cosechar, hacía falta mano de obra para generar carne. 

Cuando llegamos, la autocomuna contaba con algunas comodidades que hace dos años atrás, extrañábamos mucho, el aire fresco y el trabajo comunitario era algo que valorábamos como un tesoro, nos parecía un lujo estar en aquel lugar, sin embargo, la tranquilidad no duro mucho. 

Varios meses después, los administradores me pidieron a mí y a otros jóvenes, cumplir una tarea, consistía en asaltar un camión que llevaba baterías, generadores y paneles solares de Guayaquil hacia Machala, debíamos interceptarlo y trasportar los paneles para la autocomuna. Viajamos para allá, asumí la tarea como propia, pero dos días antes de emprenderla reconocimos que esos camiones estaban protegidos, no por el gobierno autónomo, sino por otra organización desconocida para nosotros y no sabíamos como actuar, el líder del grupo incremento las tareas de reconocimiento, pero justo ese día, una noticia me helo la sangre, el Estrato Sur había dado la disposición mundial para que todos los niños de la generación 2020, incluidos los de los países de Latinoamérica puedan viajar a los países centrales y recibir becas educativas, con la posibilidad de convertirse en ciudadanos Estratistas. 

Para la mayoría de gente, esta noticia debía alegrarnos, pero para mí y los demás del grupo era simplemente un desmembramiento familiar, los niños podían ir, pero sus padres no, nosotros no teníamos la modificación genética necesaria, nosotros no habíamos sido elegidos, muchas familias accederían con tal de mejorarles la vida a sus hijos, pero nosotros no queríamos. 

III 

Después y durante la guerra civil en EEUU, nuestros países fueron fuertemente golpeados por una especie de descontrol político que desestabilizo la democracia en el Ecuador y en la mayoría de los países de Latinoamérica, durante el segundo año de la pandemia la economía no daba para más, las profesiones fueron poco a poco asumidas por las nuevas tecnologías, y la masa de desempleados era impresionante, las personas tuvimos que empezar a organizarnos en lo que llamamos autocomunas, en Latinoamérica esta era la realidad, en el resto del mundo, la situación se parecía, o no era tan grave, había una especie de estabilidad caótica. 

Todos estos acontecimientos generaron una fuerte resistencia al cambio por parte de la gente, porque simplemente este cambio no estaba beneficiando a la población en su gran mayoría, en el país se fracciono el Estado y luego de cinco años de padecer económicamente, deambular de un trabajo en otro, comprar vender, producir cosas y combinarlo con tratar de vivir de la profesión que era lo único que teníamos, sirvió hasta que la inteligencia artificial remplazo todas las plazas intelectuales de trabajo y la situación se volvió más agobiante. 

Aprendimos a desconfiar de todo proyecto social que venga de las instituciones, los Estratos o cualquier grupo, incluso de la gratuidad del internet, que se vendió como una conquista social, pero nos dimos cuenta que la información en su mayoría era falsa, distorsionada, pero, sobre todo, artificial. 

El asalto a los camiones no se efectuó, lo que se decidió fue volver inmediatamente a la autocomuna con la esperanza de llegar antes que los estratos vayan a llevarse a los niños, con la noticia de los 2020 estábamos paranoicos. Había ciento de personas que preferían dejar que se lleven a los niños, estaban convencidos de que este era el progreso de la humanidad, en los Estratos la gente ya era diferente, los tratamientos genéticos se habían puesto de moda, se sospechaba a estas alturas que sus habitantes ya no eran totalmente humanos, estaban por encima de nosotros y se empezó a tener la creencia de que este era el destino de la humanidad, dar espacio a la nueva especie, los trashúmanos.

Cuando regresamos a la autocomuna, encontré a los niños reunidos jugando, ¿en realidad eran otra especie?, su genética había sido modificada solo un poco, pero altero su inteligencia y otras capacidades que no estábamos muy bien enterados aun, ellos jugaban como si fueran niños común y corrientes, se divertían, aunque había momentos en los que se notaba algo de tristeza en sus caras, todo lo que habían pasado esos niños, no era una infancia como la que tuvimos nosotros. 

En una ocasión conversaba con mi hijo sobre la evolución de las especies, y me sorprendió la elocuencia con la que me conto sobre el genocidio que tuvo lugar durante una fase prehistórica, hace 2.5 millones de años, cuando apareció por primera vez, la capacidad intelectual en los primeros primates homínidos, que tuvieron que eliminar a las demás especies similares, así como también sucedió hace 50.000 años a.C, cuando los homo sapiens acaban de aparecer, y también exterminaron a los demás bípedos similares, que tenían diversas capacidades intelectuales de los había de todo tipo, sumado a esto la larga guerra que libraron contra los neanderthal, donde contribuyo mucho el clima para su fin, y así, finalmente dejaron vivas a las especies más inofensivas, los primates que existen hasta la actualidad. 

Le pregunte qué opinaba de todo eso, me dijo que le parecía todavía, absurdo y poco inteligente que se repita la historia. 

Paso un mes y medio, luego tuvimos que salir de esa autocomuna, fuimos a otra más cerca de la frontera con Perú, cada vez nos acercábamos más al sur, era muy complejo salir de la dinámica migratoria, en todo el continente las migraciones se volvieron masivas y muchos países hicieron muros, cada que veía uno, recordaba ese libro que leí antes del 2020 llamado la era de los muros. 

Mi hijo estaba muy cansado de viajar, quería ir a una casa y estudiar, cuando conseguíamos internet, usaba todo posible para descargarse contenido. En Ecuador las cosas se ponían cada vez peor, los gobiernos autónomos se peleaban entre si y los conflictos tenían relación con Perú o lo que llamábamos Perú, lo que por la fuerza de las circunstancias nos hizo bajar aún más el continente en cuestión de un año tuvimos que migrar hasta Lima, visitamos en todo este tiempo 3 autocomunas, donde había gente muy hospitalaria y durante ese tiempo las cosas no eran de lo mejor, pero nos sentíamos protegidos en cada autocomuna, nuestro grupo se mantenía unido, éramos 12 quienes nos movíamos sin ninguna finalidad, pero como nosotros, habían cientos o miles de personas recorriendo el continente entero. 

Lima se había convertido en una ciudad estado, la tecnología había llegado y la producción de alimentos estaba a cargo de las maquinas, después de las pandemias, Lima como ciudad había radicalizado su control político a lo interno, el resto del territorio no corría con la misma “suerte”, sin embargo para nosotros era más seguro estar en Lima que en otra parte, aunque del lado pobre del muro de la vergüenza, que ahora dividía casi toda Lima, era mucho más grande y alto, así mismo la ciudad estaba cerrada casi totalmente. 

Mi hijo ya tenía 8 años, los demás niños del grupo eran menores a él, las disposiciones del Estrato Sur todavía tenían un carácter voluntario y por esa razón sentía una especie de tranquilidad, pero sabíamos que llegaría el día en que esa disposición cambiaria. 

IV 

Para el año 2029 los rumores se confirmaron, un grupo internacional de hackers llamados Océano Aero, revelo lo que miles de indígenas bolivianos venían denunciando sobre los ejércitos de robots en el triángulo del Litio, esta tecnología desplazaba a más gente que la hambruna generalizada que había en el continente. Nosotros nos habíamos radicado en una Autocomuna Limeña de la reserva nacional de Junín, cerca del lago Chinchaycocha, nos manteníamos ahí en hogares completamente autónomos, tenían energía solar, recolección de aguas lluvias, y la alimentación se completaba con nuestro propio huerto casero y horas de trabajo en los huertos y granjas comunitarias, lo único que teníamos del “nuevo mundo” era el internet, que lo usábamos combinado entre el 5G de los estratos y los interceptores de señal pirata, que los fabricábamos artesanalmente con la asesoría de los tutoriales de Océano Aero, así vivíamos cerca de 350 millones de habitantes latinoamericanos, ahora llamados pobladores. 

Desde más al sur del continente nos llegaban las noticias heroicas de los indígenas que defendían sus tierras, miles de argentinos, chilenos y bolivianos estaban peleando con estas máquinas, eran ya una generación de jóvenes que entendían perfectamente cómo combatir en esta nueva guerra, sin embargo, la cantidad de muertos era altísima y constante. 

Yo no tenía planificado bajar más el continente, pero subir tampoco era una opción, las economías a nivel regional eran similares, el mundo era una especie de tierra de nadie, las naciones como tal ya no existían habíamos vuelto a una era de reinados y grupos armados por todos lados, solo había una autoridad más potente y sofisticada, los Estratos, que ahora si ya sabíamos que poseían ejércitos robóticos y su fuerza destructiva mantenían a raya todas las poblaciones a nivel mundial, el estrato sur controlaba los levantamientos y también las poblaciones que todavía estaban dentro de la economía. Nosotros estábamos ya por fuera de esta economía, durante estos primeros nueve años no nos molestaban, siempre y cuando nuestros asentamientos no estuvieran dentro de una zona limitada o restringida, esto significaba no estar encima de una mina o usufructuar de agua sin permiso. 


Las mañanas son placidas, el aire fresco, vivir en este aislamiento es tranquilizante, aunque estemos alejados de todos los avances que se están haciendo en el mundo, es preferible estar en esta tranquilidad, en las noches subimos al techo y vemos las estrellas, comemos tortillas, por el día, hacemos esfuerzos increíbles para orientar en la educación a los muchachos, que siendo más inteligentes que nosotros, hay que explicarles cómo funcionaba y como funciona ahora el mundo. 

Durante los meses cálidos del año, enseñamos a los niños ciencias duras, matemáticas y física, nos toca a nosotros aprender de nuevo todo, de hecho, estudiamos en conjunto y ellos terminan siendo nuestros profesores en muchas de las clases, es siempre muy entretenido y es la tarea principal a diario, durante los meses más fríos, estudiamos historia y literatura, tenemos grandes repositorios de libros en la intranet y la deepweb, los chicos son más curiosos y astutos que nosotros. 

Estos fueron los mejores años, las cosas en esta parte del Perú se podían sobrellevar, sin embargo, durante este tiempo, lo que sucedía allá afuera en el mundo, encendía una llama en la juventud que no podía hacer más, que brillar. 

Lo que sabíamos de los Estratos, era espeluznante para nosotros, no por lo desarrollado que los humanos nos habíamos vuelto, sino por lo atrasado que nos habíamos quedado nosotros, ahora las clases sociales existían, pero no solo eran económicamente diferentes, sino también biológicamente opuestas. Nuestros niños tenían ya sus variaciones, nosotros también, pero no eran suficientes para lo que estaba pasando en los Estratos. 

Nosotros enseñábamos a los niños, que cuando una especie es superior a otra, biológicamente hablando, el comportamiento más razonable y digno, siempre era el de la protección y conservación, como cuando estudiábamos a los animales y dábamos el ejemplo de los extraterrestres que visitaban la tierra, no iban a viajar millones de años luz por el universo con motores de fusión y biogenética, para esclavizar unos bípedos que adoran el oro. 

Mientras tanto, en los Estratos este tipo de pensamiento era excluido, el sentido de superioridad estaba por encima de todo, al mismo tiempo, en el Sur del continente, un mítico hombre era el líder de un movimiento que estaba haciendo temblar el control de los Estratos y todos los grupos de control, lo llamaban El Poblador, no se sabía si era una persona o era un personaje ficticio, nunca se lo había visto, lo cierto es, que con él, lograban destruir los ejércitos robot con técnicas militares que la Inteligencia Artificial no podía predecir, este dirigente era el héroe de cientos de jóvenes, entre ellos, yo y nuestro hijo. 

VI 

2036, mi hijo tiene 16 años, la disposición se dio ya hace un mes, en el plazo de 6 meses debe concluirse todo el proceso de migración de la generación 2020 a los Estratos Centrales, de lo contrario serán ajusticiados, solo los ciudadanos de las ciudades estado están mayormente dispuestos a hacerlo, los pobladores no. 

Mi hijo se ha unido a un grupo que activa con los Océano Aero, lo están convocando para sumarse a la resistencia del sur, al parecer no queda otra opción. 

Si la generación de los 2020 se suma a la resistencia, esto generaría un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas de la batalla, se discute la posibilidad de liberar toda la región como esta sucediendo en algunas zonas en Asia, tomar el control total del continente es la misión de los pobladores, los Estratos han perdido mucha tecnología y suministros que ha sido secuestrada por los ejércitos de la resistencia de los pobladores, los ataques pandémicos se han logrado mantener controlados ya hace más de dos años, así como engañar el espionaje satelital, existen posibilidades reales de darle un giro a la situación, no se habla más que de eso en todas partes. 

En la madrugada del último día de julio del 2036, sale un camión lleno de jóvenes 2020, parten para la amazonia, donde se encontrarán con representantes del ejercito poblador, se va mi hijo, su madre llora, lleva en su mente 16 años de formación y una sensibilidad social poderosa. Esperamos regrese, no lo sabemos y no podemos detenerlo, la causa nos supera a todos, son tiempos difíciles, lo observo con tanta atención mientras se marcha, el brillo de sus ojos, me dejan una sensación de seguridad que nunca tuve, quizás sea, la seguridad de la victoria. 


Relato Corto, secuela del libro Siglo XXI 

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante la trama.